Guía de The Devil Inside

El Patio

Solución

Mientras Jack y su equipo preparaban el programa, la policía no se había quedado de brazos cruzados. Los primeros efectivos se habían adentrado en el jardín, y habían abatido a los primeros zombies. Dave llegó a tiempo para ver como una patrulla disparaba contra un escurridizo ser eléctrico, que se adentró en lo más profundo de la noche.

A su izquierda, unas tenebrosas escaleras servían de antesala al estrecho camino que llevaba a la colina donde reposaba Shadow Gate, pero la puerta de entrada estaba cerrada. A su derecha, el primer televisor reposaba en una esquina del jardín. De momento, no lo utilizó, pues le sería útil más adelante, cuando retornase al lugar para abrir la mencionada puerta. Eso implicaba buscar la llave, tarea que se presentaba difícil, pues el enorme patio exterior daba cobijo a un lago, una cabaña de herramientas, y un pequeño jardín interno franqueado por un muro de piedra.

Precisamente, hasta ese último lugar se dirigió el zombie eléctrico que la patrulla de policía intentaba abatir. Cooper le siguió corriendo, pues el engendro era muy rápido. Penetró en una puerta metálica que había en medio de la mencionada pared, y continuó por el estrecho pasaje de piedra hasta que un grupo de muertos vivientes le confirmaron sus sospechas: la rocambolesca historia del retorno de Night era cierta.

Mientras los pútridos cadáveres andantes se le acercaban desde todos los lados, tuvo la oportunidad de estrenar su eficiente revólver. Los fue abatiendo uno a uno, disparando a sus piernas si se acercaban demasiado rápido, pero sin perder de vista el lugar donde caían fulminados, pues los monstruos se incendiaban antes de morir, provocando grandes heridas a todo aquel que se acercara demasiado hasta ellos.

Tras esta primera carnicería, que el público agradeció con estruendosos aplausos, Dave continuó por el camino flanqueado por grandes muros y así llegó hasta el jardín central. Para reponerse del susto, encontró munición bajo un árbol y un botiquín escondido en unos arbustos, junto a la entrada principal.

Exploró el claro hasta que encontró al zombie escurridizo. Por desgracia, no pudo impedir que este acabase con la vida de un policía.

Al notar su presencia, el espectro lanzó un grito y convocó una nueva horda de muertos putrefactos. La mirilla láser se movió aquí y hallá hasta que todos ellos fueron abatidos. A modo de recompensa, pudo llegar hasta un televisor donde almacenó sus hazañas.

Una mezcla de miedo y excitamiento atroz hacia gritar de éxtasis a los espectadores, que Dave podía oír a través del receptor que llevaba el cámara. La explanada verdosa estaba bordeada por un muro, por lo que no le quedaba más remedio que regresar al camino principal. Jack T. Ripper aprovechó la ocasión para meter unos minutos de publicidad y calmar los ánimos, además de ingresar dinero.

Volver arriba