Guía de The Devil Inside

Deva

Solución

Nunca supo muy bien desde cuando, ni por qué, pero Dave Cooper ya se había aconstumbrado. Había aprendido a convivir con aquella diablesa que habitaba en su interior, y no se preocupaba demasiado por ello. Mas bien, al contrario: gracias a ella, había obtenido el trabajo en el show The Devil Inside, y se estaba haciendo rico. La sensual Deva había sido puesta en el interior del cuerpo de Dave por el mismísimo Lucifer, con la intención de atrapar al malvado Night, el Aullador de la Noche, y su horda de zombies, y devolverlos al Infierno, de donde se habían escapado tras engañar al mismísimo diablo.
Dave puede transformarse en Deva, y viceversa, al situarse sobre unos símbolos mágicos, de aspecto variado, que abundan por la mansión Shadow Gate.

– ¿Cien millones de pesetas por programa? ¡Te has vuelto completamente loco! ¿Quién te crees que eres, SkaZZ? –la vena rojiza que le recorría la frente al presumido Jack parecía a punto de estallar.
– SkaZZ no tiene que liarse a tiros con una legión de zombies de una maldita casa embrujada –respondió con tranquilidad Dave Cooper. Gracias a su temple de expolicía y a las numerosas situaciones de peligro que había tenido que superar en anteriores programas, el show The Devil Inside se había convertido en el más visto de la televisión.
– ¿Liarse a tiros? –respondió con furia Jack T. Ripper–. ¡Maldita sea, Cooper! ¡Eso lo puede hacer cualquiera! Sólo tengo que contratar a otro muerto de hambre como tú y la gente ni lo notará. ¡Los hay a cientos!
– Es posible que encuentres a otro igual de bueno que yo con una recortada en la mano, Jack. Pero ninguno tiene... “mi don”. Y tanto tú como yo sabemos que la gente no me quiere ver a mí, sino a... Deva.

Jack se secó el sudor de la frente. Dave Cooper tenía razón. Si por él fuera, ya lo habría echado de una patada en el culo a las primeras de cambio, pero el policía tenía ese único “don” que le hacía único y especial: llevaba un demonio en su interior.

Más exáctamente a una diablesa llamada Deva. Dave podía transformarse en Deva en determinados momentos. Entonces, la sensual mujer, embutida en un ajustado traje de cuero, tomaba el control de la situación y aniquilaba a los muertos vivientes con ayuda de sus poderosos hechizos, enloqueciendo a la audiencia.

– No estás jugando limpio, Cooper. Apenas quedan cinco minutos para que el programa comience. ¡Esto es un puro chantaje!
– Lo tomas o lo dejas, Jack. Cien millones o nada.
Ripper meditó durante unos segundos.
– Está bien, Cooper. Tú ganas. Tendrás lo que pides, pero recuerda: no quiero ver tu jeta en este despacho durante el resto de tu vida.

Dave mostró su mejor sonrisa sarcástica y salió por la puerta, hacia su camerino.

– Ah, Ripper –dijo en el último momento–. La munición también corre de tu parte...

Apenas dispuso de unas décimas de segundo para agachar la cabeza y esquivar un portapapeles de gran tamaño que volaba desde la mesa del despacho, y que se estrelló a escasos milímetros de su nuca.

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