Guía de The Devil Inside

¡Es una Trampa!

Solución

Aunque pueda parecer extraño, justo al lado del escritorio se encontraba el gimnasio, plagado de zombies. Allí tuvo la oportunidad de probar la ballesta. Como recompensa por el esfuerzo obtuvo un botiquín, y el acceso libre a las duchas. En su interior halló varias pieles de esas inmundas criaturas, que guardaban otra hoja de papel y la llave del vestidor.

Otra de las salidas del gimnasio llevaba directamente a la sauna. En uno de los húmedos compartimentos halló la joya roja incrustada en el suelo que servía de puerta mágica para enviar las almas recuperadas al Infierno. Dave se transformó en Deva para completar este proceso y, después volvió a recuperar su forma masculina; en aquellos momentos confiaba más en su escopeta recortada, que en los hechizos de la diablesa.

Regresó al pasillo central y buscó una puerta junto al ascensor que se podía abrir sin problemas con la llave del vestidor.

El nuevo cuarto recién abierto contenía un premio: ¡la propia Angelina secuestrada! Estaba vigilada por un nuevo tipo de monstruo de apariencia similar a un yeti, de fuertes brazos pero lentos movimientos, por lo que era relativamente fácil de matar, si no se acercaba demasiado.

Dave ya se atusaba el pelo para recibir los agradecimientos de la atractiva Angelina, cuando contempló la horrible transformación de su cara: ¡era una trampa! La verdadera periodista estaba a buen recaudo en el sótano. Al menos, Dave pudo recoger algunos medicamentos, munición y la llave de la cueva.

El siguiente destino estaba claro: el sótano. Había visto la entrada en la pared externa de la mansión, a la derecha -mirando desde el exterior de la casa-, por lo que regresó al ascensor y pulsó en el pulsador el bajo -el 00-, y llegó a la planta baja, frente a la fuente. Salió de la mansión, torció a la izquierda y abrió los dos paneles pegados al suelo con la llave de la cueva. El hedor pútrido, que nada tenía que ver con la humedad de la tierra, certificaba que alguna presencia maligna desgraciadamente se escondía en aquel lugar.

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