Mientras paseaba ayer en busca de un regalo rezagado, entré por primera vez a una tienda de cosas "frikis" por la que había pasado por delante en multitud de ocasiones y nunca había entrado. Para mi sorpresa, además del merchandising de juegos que se veía desde fuera, tiene una notable sección de videojuegos retro. En un ataque de pura nostalgia, me compré el mítico Pack Erbe 88, con el que la compañía española reventó las ventas de esas Navidades. En este pack se incluía: Titanic, Chicago 30, Coliseum, Operation WolfPsycho Pigs UXB. De esos cinco títulos, solo nos quedaba el último por hacer review, quizá por ser el menos conocido, aunque en Japón tuvo un notable éxito en las máquinas arcade, luego vendrían los ports.

Hoy vamos a coger la máquina del tiempo y nos vamos a ir lejos, muy lejos, concretamente hasta 1983 (esto es edad totalmente pretérita en el mundo de los videojuegos) para hablar, si no ando errado, del que probablemente sea el primer éxito del software español, La Pulga, también conocido como Bugaboo en el Reino Unido, la génesis de lo que luego sería lo que tantas veces se ha denominado La Edad de Oro del Soft Español.

Hace unos días veía la magnífica película de piratas titulada en España "El Temible Burlón", protagonizada por Burt Lancaster. Por lo que sea, el diseño del barco y el entorno me recordó que había un juego español de piratas al que jugaba de pequeño y que me resultaba bastante entretenido. No recordaba exactamente el nombre, pero la búsqueda no ha sido difícil, no se titula Piratas, pero sí Corsarios.

En NoSoloBits, con el paso del tiempo, nos hemos dedicado a hacer reviews de los videojuegos españoles que protagonizaron alguno de los deportistas nacionales más famosos del momento: Emilio Butragueño, Michel, Jorge Martínez "Aspar", Carlos Sainz, Poli Diaz, Perico Delgado... Repasando mentalmente, creía recordar que nos dejábamos uno de motociclismo, protagonizado por uno de los pilotos más importantes de la historia de esta disciplina del motor, Ángel Nieto, con un trufado palmarés con 13, o como le gustaba decirlo a él debido a su triscaidecafobia (miedo irracional al número 13): "Mis 12 + 1 victorias".

Una de las compañías fetiche que tengo, a pesar de la dificultad de algunos de sus juegos, es Silmarils. Siempre he pensado que fueron unos avanzados a su tiempo, ofreciendo una experiencia de juego realmente novedosa si la comparamos con los juegos de su misma época y dotados de un realismo apabullante. Por poner un ejemplo, Colorado. El mítico juego de la compañía te metía totalmente en la piel de un trampero, es que incluso para disparar había que cargar el arma con la pólvora!