En el transcurrir de los años de cualquier expresión artística, siempre hay ciertas obras que por lo revolucionarias que fueron en su momento y por la calidad contenida, tienen un sitio especial en los hitos de ese arte. En el mundo de los videojuegos, uno de estos juegos excelentes y rompedores fue Another World (aka Out of this World en EEUU y Outer World en Japón) programado por el francés Éric Chahi.

Si tuviera que elegir como favorito un juego de Nintendo 64, o incluso del género de FPS, ese juego seguramente sería Goldeneye 007. Este juego me tuvo enganchado a la consola muchísimas horas, tanto en su modo de un jugador, el cual me pasé en todos los niveles de dificultad, como en multijugador, uno de los más divertidos a pantalla partida de la época.

Como pasa en todas las facetas del arte o expresiones artísticas (y los juegos no son menos), hay ciertas creaciones que, a pesar de tener una calidad notable, pasan desapercibidos en un momento de la historia y luego ya es difícil obtener ese reconocimiento. Y para mí es lo que le pasó a este fantástico juego.

Si hace 2 semanas recordaba al juego de Playstation, Metal Gear Solid, ahora toca remontarse muchos años atrás para recordar el inicio de la saga. Os hablo de Metal Gear, un juego de infiltración y acción creado por Hideo Kojima y desarrollado y publicado por Konami.

Todos aquellos que llevamos ya unos años en el mundo de los videojuegos, recordamos con mucho cariño y admiración un irreverente juego de acción/estrategia, que hizo que nos pasaramos horas y horas delante de nuestro PC (o plataforma favorita) intentando llevar a Jules, Jops, Stoo y compañia a la gloria, completando las diferentes misiones. Estamos hablando del mítico Cannon Fodder.