Guía de Curse of Enchantia

VIII - La Batalla

Solución

EN ESTA OCASIÓN, el Mago nos transporta al interior de una tumba. Indefensos, examinamos los restos que nos rodean, localizando un trozo de hueso. Usándolo como arma, practicamos un boquete que nos permite tomar una bocanada de aire fresco. Salimos al exterior, encontrándonos en un tenebroso cementerio. Cogemos una pala situada en una tumba anexa a la nuestra y caminamos hacia adelante. El mismísimo conde Drácula sale a nuestro paso, llevándonos de nuevo al interior de la tumba. Tras varios intentos por salir de allí, conseguimos engañar al malvado, corriendo hacia la izquierda de la tumba. Él, en su afán por chuparnos, no ve el agujero de la misma, cayendo en su interior. Procurando esquivar a unos gusanos que surgen de las profundidades de una tumba cercana, caminamos hacia la derecha, donde, de nuevo, el conde nos espera. Esta vez no nos ataca, por lo que aprovechamos para endiñarle un palazo en la cabeza. Huye hacia una lápida cercana y nosotros la empujamos, dándole donde más le duele. Tras ello, se volatiliza y abriéndonos paso entre las tumbas, recogemos una cruz, unos platillos, una bandeja de plata y por fin, junto a la que fuera nuestra tumba, un pan de ajo. Sucesivamente, iremos buscando a nuestro enemigo y le atacamos con todo lo que hemos recogido a excepción de la bandeja. Todo lo usamos como arma, excepto el pan que comemos, lanzándole un erupto. Cogemos una aspiradora que se encuentra en la reja de salida del cementerio, momentos antes de sacudirle los platillazos finales que conducen a su huida del lugar. Aprovechamos que abre la puerta para marcharse y lo hacemos tras él. Nos encontramos en la explanada de un bosque, en la que hallamos un esqueleto. Viendo que no nos hace caso decidimos marcharnos del lugar. Los dos caminos del fondo nos conducen a la reja de entrada al castillo de la bruja. Unas gárgolas flameantes, intentan ponernos morenitos, pero esquivándolas, empujamos la reja y nos adentramos en el camino que nos lleva a la entrada del castillo. En el hall, vemos una escalera a la que no tenemos acceso y dos entradas a ambos lados de la estancia. Nos vamos a la izquierda, donde hallamos, en un rincón de la sala, un anillo. Salimos y nos encaminamos hacia la otra entrada. Allí está la biblioteca. Nos percatamos de la existencia de un libro que empujamos, activando un resorte oculto, que nos abre el paso a la guarida de la bruja. Intuyendo el duelo final, nos adentramos en la cámara: Meilbrum nos aguarda. Tras un hechizo paralizador, comienza el duelo. En primer lugar, nos envía hordas de espíritus a los que derrotamos usando la aspiradora del cementerio. Posteriormente, usa el hechizo de bolas de fuego, pero cogemos el extintor y lo apagamos. Meilbrum usa su más poderoso hechizo: el rayo aniquilador de voluntades. Recordamos los consejos del loro, y, usando como arma el ventilador cuando el rayo se encuentre a mitad de camino entre la pérfida bruja y nuestro héroe, le devolvemos su propia "medicina". Meilbrum cae derrotada. Nos resta devolverla a la dimensión de la que un aciago día se ausentó. Unimos el anillo a la bruja y, con la satisfacción del deber cumplido, usamos por última vez el túnel que une los dos mundos.

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