Guía de Veil of Darkness

Tercera Profecía

Solución

“A un vegetal curioso paz concederá.”

Antes de marcharme de la casa de Kirill, le pedí una pipa. También subí a hablar con Deirdre, la cual me entregó una cinta y me habló del vino que Kirill guardaba en su bodega. Un muy buen vino, al parecer. Necesitaba tomar algo, así que fui a la taberna y hablé con la gente del lugar, consiguiendo un mapa. Al intentar pedir una copa, Seth me dio una cerilla sin más. A parte, los chismosos del pueblo hablaban de Boris y Silvia, una pareja de granjeros. Conseguí su localización, pero antes de irme hablé con un tipo de tocaba el violín, el juglar Jascha.

Llegué en pocos minutos, pero Boris, el granjero, lo único que hacía era echarme la bronca. Me dijo que mi avión había caído en su cosecha de milenrama, y me dijo su localización. En la cocina entré a ver a Silvia, la esposa de Boris, quien estaba cocinando ratas. Aquello era bien extraño, pero entonces no le di importancia pues aquel lugar era de locos. Acto seguido, me habló del granero, donde fui y tomé un tridente... un arma poderosa.

Después marché a ver qué paso con mi aeroplano, que había desaparecido. En su lugar encontré tres lobos hambrientos que maté con el tridente. Mientras recogía algo de milenrama, un árbol comenzó a hablarme. Al parecer, cuando fue a mirar, Kairn le capturó y le convirtió. No me fiaba mucho de su historia, así que encendí la lámpara y se la lancé convirtiéndolo en cenizas. Me llevé las susodichas cenizas, volviendo a la cantina del pueblo.

Allí estaban Jorge, Julio y Claudia chismorreando sobre un monje y un monasterio. Decidí ir al lugar y hablar con el susodicho monje. Hablé con él y me comentó una ceremonio espiritual que permitía revivir a un muerto, partiendo de sus cenizas, pero necesitaba un caliz. Según recordaba, Seth tenía una copa dorada, pero no la usaría sin un buen vino. Ese vino, desde luego, lo tenía Kirill. Bajé abajo y encontré a Pío, quien me habló del Anónimo, que era el nombre del monje. Pío, sin embargo, estaba condenado por una pluma. Me pareció bien estúpido, así que le pedí su pluma y logré salvarle de la maldición. Por aquellos subsuelos, también hallé un libro y una maza ceremonial.

Regresé a la taberna y pude oír otra conversación sobre un paquete que dejó Eduardo a una gitana, de nombre María, al nordeste. Pensé que sería un buen sitio que visitar, así que marché allí. María era una gitana muy bella, pero también muy misteriosa. Le pregunté enseguida sobre Eduardo y sobre el paquete, el cual contenía una llave. La gitana me la dio sin problemas. Fui a la casa de Eduardo y encontré la puerta cerrada, la cual abrí con la llave. Bajé por unas escaleras a un sótano, en el cual hallé tres monedas de plata y moví una estantería, cercana a las escaleras, hallando un pasadizo. Fui por él hallando un saco por el camino, hasta la bodega de Kirill. Allí cogí tres monedas de plata, otro saco y una llave.

Regresé a la bodega y hablé con Seth sobre el vino que había traído, haciéndole todos los líos y llevándome su copa. Fui al monasterio y hablé con el Anónimo sobre la ceremonia, logrando llevar a cabo una con la Copa de la Vida, la copa de Seth. Resucitó a aquel tipo, pero, lejos de agradecérmelo, se enfureció conmigo. Al menos me dijo que mi aeroplano estaba en el pantano. Fue demasiado tarde, mi avión estaba hundido. Al menos me llevé un machete, mi pistola, una soga, una mochila y mi mechero. Até la soga a un árbol, pues vi un gran agujero, y descendí por él. Por los túneles, lo único que cogí fueron dos setas.

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