Guía de Timegate: Knight's Chase

La Catedral

Solución

... pero no pasó lo que él esperaba. Todo era un engaño y William cayó en otra trampa de Wolfram, quien le había llevado a la cámara de torturas. Wolfram, que no se había divertido aún bastante, dijo al verdugo que le dejara un rato para que sufriera y que más tarde moriría. William movió entonces la rueda hacia la derecha para lograr desatarse en un halago de maestría, y luego hizo frente a un guardia con las manos desnudas. Tras matarlo con mucha ciencia, el chico cogió todas sus pertenencias y pensó en como salir de la habitación. Se fijo en que una de las antorchas era más pequeña que la otra, así que las invirtió de orden.

Esto abrió un pasadizo para nuestro joven, por el cual llegó hasta una cámara donde un viejo templario le amenazó con su espada. Tras enseñarle el anillo, el templario dio su último aliento y murió. Con las palabras del anciano en la cabeza, William recuperó las joyas de un cáliz, recogió la espada del infeliz caballero, una cruz, un guantelete y un hábito de monje, que inmediatamente se puso. Entonces se sintió observado y, guiado por alguna fuerza desconocida, introdujo una piedra rojiza, el Ojo de Wolfram, en una bolsa que tenía. La sensación cesó.

Con el anillo, abrió un pasaje secreto que le llevó a la biblioteca, donde tuvo que hacer frente a dos demonios disfrazados de monjes. Fueron difíciles, pero William supo desenvolverse en el mobiliario. Tras esto, examinó la biblioteca hasta hallar dos tumbas a las que entregó sus propias joyas. Así, William consiguió un elixir y cuchillo. Seguidamente, abrió otra puerta en la que, rápidamente, cogió unos platos porque era el comedor. Cargó con ellos hasta la cocina, donde se enfrentó a otro demonio y consiguió la llave del infierno. Había allí dos tumbas, en las cuales consiguió, sobre todo, un arma llamado el lucero del alba. Atravesó la puerta y se fijó en que, cada vez que avanzaba, salían muertos vivientes del suelo. Velozmente, usó la cruz contra una especie de reptil verde, el cual cayó dejándole un colmillo. Luego, machacó a los otros zombis con el lucero del alba. Después, se encaminó a las tumbas y les dio sus joyas. De esto sacó un hacha de combate y una cota de malla, la cual se puso para su protección.

Con el colmillo del reptil, abrió la puerta y subió las escaleras nuestro joven héroe. Arriba, encontró a Berual quien le dijo como llegar a las celdas, donde estaría su amada Juliette. Deshaciendo el camino por un nuevo pasadizo, llegó hasta las celdas donde fue de nuevo engañado por las ilusiones de Wolfram. Su amada Juliette, no era otra cosa que un monstruo. William reaccionó rápido e hirió al monstruo con el cuchillo, para luego regresar corriendo a la biblioteca, donde se ha abierto otra puerta. Nuestro amigo entró por ella, donde estaban otra serie de cámaras.

Examinando el altar y una serie de bancos, descubrió los números I, IV y II. Ellos sumaban el número romano VII, así que nuestro héroe empujó la loseta, de la siguiente cámara, para abrir otro fabuloso pasaje secreto. En la sala había una estatua cuyo nombre era algo así como Louis Cifer, aunque el joven caballero no le puso ninguna joya pues sabía que aquel nombre descendía de Lucifer. Le salió al encuentro otro enemigo metálico, pero gracias al lucero del alba el gigante cayó. Subiendo por las escaleras donde antes estaba Berual, William cogió un peso mediano para hacer mover un complicado juego de poleas y llegar al techo. Usó otra joya con la tumba que encontró arriba, y se le otorgó un cuerno; alegría que le duró poco porque Wolfram le había vuelto a coger...

Volver arriba