Guía completa parte 2/2 de Gabriel Knight: Sins of the Fathers

Guía

Día 6

El día empezó con muy malos presagios. Algún adepto al vudú dejó un regalo sangriento y de mal gusto sobre la alfombra de mi querida librería, asustando de muerte a Grace.

Tras limpiar los restos de gallina agonizante, plumas, sangre y tiza, Grace me dio el libro sobre los tambores rada que pidió como resultado de mi petición de que los investigase.

Una carta se coló por el buzón de la puerta. Tras recogerla y abrirla, resultó ser una que contiene una nota de Mosely y una llave. La lectura de la nota sirvió para comunicarme que Mosely había tenido serias dificultades, por parte del Ayuntamiento y del Departamento, para seguir sus indagaciones. Así que se tomaba unas vacaciones pero me mandaba una llave de su despacho, por lo que pudiese necesitar.

Tras la lectura habitual del periódico vespertino, me encaminé a Jackson's Square, y usando el libro rada para descifrar el contenido del mensaje que éste mandaba con su tambor, descubrí LLAMAR A CÓNCLAVE, ESTA NOCHE, PANTANO. Perfecto, ahora conocía el dónde y cuándo podía contemplar en primera fila un ritual vudú, y recoger pruebas de la existencia tanto del culto como de la mafia vudús. La cuestión era el cómo. Supuse hábilmente que el departamento de policía no me dejaría registrar el despacho de Mosely alegre e impunemente, así que debía idear una maniobra de distracción. En la plaza descubrí al vendedor de "beignets" ocupando la plaza del ahora desaparecido vendedor de "hot dogs". Tras conversar con el brevemente, le persuadí de que cambiase su puesto de venta a otro lugar... más cercano a comisaría.

Efectivamente, en comisaría, en cuanto vieron al vendedor de "beignets", y como ya viera hacerlo en una visita anterior a esas dependencias, tanto Frick como Franks se lanzaron a la caza de esos pastelillos. ¡Después de todo, son una especie de "donuts" locales! Lo cual le iba bien al negocio del vendedor... y al mío, pues al dejar desguarnecida la comisaría, pude entrar en el despacho de Mosely tras abrir la puerta con su llave.

Nota de El Bárbaro: algunos de vosotros podéis experimentar problemas para entrar en el despacho de Mosely, Resulta que la velocidad de los ordenadores actuales no es compatible para realizar esa acción! Por lo que deberemos buscar un relentizador de CPU o usar una partida salvada de alguien con un 486. 

Ya que tan amablemente había sido invitado a saquearlo, me dispuse a desvalijar el despacho de Mosely, pero tan sólo halle un rastreador y dos emisores de señales en uno de sus cajones. Bien, eso no era problema. Hubiese preferido un bazooka o un tanque, pero también servían esos aparatitos a mis propósitos.

El primer paso de mi plan consistió en una inocente visita al Museo, y aprovechando el despiste del Dr.John, colocar dentro del pequeño ataúd o SEKEY MADOULE uno de los aparatos de señales. El segundo paso fue visitar el Cementerio. Un segundo mensaje adornaba la tumba de Marie Laveau. Tras copiarlo en el cuaderno, y comparar el primero con el segundo, obtuve una versión traducida. Una vez se fue a barrer a otra parte el guarda, pude escribir en la pared usando el ladrillo rojo un mensaje dirigido a los adeptos al rito: DJ ESTA NOCHE CÓNCLAVE TRAE SEKEY MADOULE.

El tercer paso fue mostrarle a Grace el boceto que hice del tatuaje del malogrado Crash para que me hiciese una copia en el pecho, recordando sus palabras de advertencia.

Tras todo esto, no cabía demorar más la visita a los pantanos. Usando el rastreador y siguiendo el camino que me indicaba, llegué hasta la zona del ritual. Antes de entrar me coloqué la máscara de cocodrilo. Allí el Dr.John, que ejercía de maestro de ceremonias y portero, me dejó pasar tras ver el tatuaje y contestar adecuadamente a sus preguntas: Damballah y Ogoun Badagris. Y empezó el ritual.

Ante mis ojos, todos empezaron a bailar. La danza más frenética la realizaba una mujer, casi desnuda, que llevaba una máscara de leopardo. Dolores de cabeza me atosigaron y tuve que retirar la máscara. En ese momento la mujer retiro la suya. Sus ojos brillaban de odio hacia mi persona, pero esa mujer... esa mujer era MALIA poseída por el LOA TETELO. Riéndose en mi cara, se dirigió a mi persona como el CAZADOR de BRUJAS. ¿Dónde está tu TALISMÁN? Me preguntó con sorna y desprecio. Y las sombras cubrieron mis ojos...

 

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Día 7

Me desperté en casa, en la cama de mi estudio. Al principio creí que todo había consistido en otra de mis pesadillas, pero Grace estaba allí para confirmarme que todo había sido real... De no ser por ella, que me había seguido hasta el rito vudú, esos salvajes me hubieran... Pero Malia... no, no era culpa suya sino de Tetelo, que la poseía. Sí, eso era, eso debía ser.

Siguiendo el consejo de Grace, llamé a Wolfgang, y mantuvimos una conversación animada, compartiendo experiencias (principalmente las mías) y conocimientos (los suyos sobre todo). Sobre todo sobre los Schattenjägers, o cazadores de sombras; sobre Tetelo, que controla a las descendientes de su familia a través del poder del talismán; sobre el talismán, hasta averiguar que probablemente está enterrado junto a los restos de Tetelo; sobre esto último, no sabía Wolfgang si estaban enterrados en Nueva Orleans o bien en África, en la tierra natal de la tribu Gedde. Es entonces cuando le comuniqué que según las notas de Hartridge debía tratarse de la tribu Agris, de la República de Benim. Wolfgang pareció excitarse con la idea, y decidió investigar in situ, pero no sin antes pedirme hacer lo propio en Nueva Orleans.

Tras leer el periódico, y recoger la linterna de encima de la cómoda, me dirigí al cementerio, al panteón Gedde. El botón de acceso a la cripta estaba libre de cierres, y pude accionarlo y entrar en el interior. Antes de entrar oí el ruido de cristales rotos...

En el interior pude superar la oscuridad usando la linterna, que con tanta previsión había recogido. En seguida captó mi atención una de las tumbas marcada con el vevé de la tribu. Lo abrí... y encontré el cuerpo de Mosely en su interior. ¡Mosely! ¿Muerto? ¡Dios! La sorpresa me embotó los sentidos, y no sentí el golpe hasta impactar mis sienes.

Tras despertar volví a registrar la misma tumba marcada por el vevé... pero el cuerpo de Mosely había desaparecido. Eso sí, había quedado dentro su cartera. Tras recogerla, la abrí encontrando una tarjeta de crédito. Registré el resto de las tumbas, mas Tetelo Gedde no estaba enterrada en ese lugar... por desgracia.

De vuelta a la librería, Grace volvió a sugerirme que lo mejor que podía hacer era poner miles de kilómetros entre los adeptos o mafiosos vudú y mi persona. De hecho, Wolfgang había llamado antes, y le había dicho que había encontrado "lo que estábamos buscando". ¿El talismán, quizás? ¿Los restos mortales de Tetelo?

Bien, pensé que era un buen momento para el viaje a Rittersberg. Un INMEJORABLE momento. Así que, usando el número de teléfono de la agencia de viajes "C" que aparecía en la hoja del listín telefónico que días antes me diera Grace, mi ángel custodio, encargué un viaje a Rittersberg y lo cargué a la tarjeta de Mosely. Los difuntos no se quejan al pagar. Disparado al aeropuerto y...

Rittersberg

Curiosamente estaba muy nevado para ser JUNIO. Aparte de eso, el enorme castillo bavarés me impresionó. Más comparado con mis modestas posesiones y mis apuros financieros.

La ¿nodriza? Gerde esperaba mi llegada. Desgraciadamente Wolfgang no estaba en casa, y ella era de bien poca ayuda, pues no sabía dónde estaba ni cuándo volvería... ni nada de nada sobre el caso del vudú.

Empecé una somera investigación del castillo. En la cámara que me habían preparado había una puerta, cuyo portal, ricamente adornado, incluía una leyenda, un poema en alemán. Tras pedir a Gerde que lo leyera, intuí que debía proceder a alguna especie de ritual de purificación para traspasar esa puerta, pues intuía que la cámara a la que cerraba acceso debía ser la biblioteca de los caza-sombras.

También entré en la capilla, y eché un vistazo a los paneles que los adornaban. Tras preguntarle a Gerde me explicó que describían el ritual de iniciación de los Schattenjägers. Tras echar un segundo vistazo a los paneles, comencé a elaborar otro plan.

Primer panel: agua sobre manos. Tras abrir la ventana de la habitación, me lavé las manos en la nieve.

Segundo panel: un rizo y un filo cortante. Usando las tijeras de la cámara, me corte un rizo del cabello. Antes de abandonar la habitación, me llevé el orinal y el pergamino de la vitrina. De camino a la capilla, recogí la daga que adornaba la barandilla de la escalera y el salero de Gerde.

Tercer panel: el cáliz y el océano. Coloqué sobre el altar el orinal y vacié dentro el salero.

Cuarto panel: sangre sobre cáliz. Me corté con la daga ritual.

Quinto panel: arrodillado. Me arrodillé sobre el altar.

Sexto panel: obvio, leí el pergamino.

Aparentemente, no había sucedido nada, por lo que me fui a la cama decepcionado, frustrado y cabizbajo. Creía absolutamente necesario unirme a Wolfgang, donde quiera que hubiese ido, para realizar juntos las investigaciones pertinentes; más aún, para poder aprender más del SCHATTENJÄGER actual y el mundo de las sombras malignas.

Mas de noche, mientras dormía, el espíritu de S.Jorge, al que yo había invocado durante la ceremonia, mediante la lectura del pergamino, acudió a mí, en una forma terrorífica de dragón. Me conminó a dar marcha atrás en mi petición, a lo que me negué, pidiendo ser purificado de mis pecados e imperfecciones para poder llegar al conocimiento de los cazadores de sombras. Él me advirtió, pero ante mi determinación accedió a purificarme... y obtuve la llave dorada.

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Día 8

Tras levantarme, añorando el fuerte café que Grace me prepara por las mañanas, recogí la llave dorada que en sueños había obtenido del espíritu y la usé en la cerradura de la puerta cuyo elaborado y artístico portal había admirado el día anterior. Efectivamente, la biblioteca de los cazadoras de sombras de la familia Ritter estaba allí.

Aparte de inspeccionar algunos libros de los estantes dedicados a la familia Ritter en sí, así como los de ocultismo, me dediqué a investigar las citas bibliográficas que fui obteniendo, a partir de la pista que Hartridge me había dado y que pagó con su vida, y que Wolfgang, al que aún no había visto la cara, había encontrado tan interesante.

En la sección de Geografía hallé un libro que hablaba sobre la República de Benim y la tribu Agris. Mencionaba otro libro, que encontré en el apartado de Sociología, titulado "Los Primitivos" me condujo a "Antiguas Raíces de África" que encontré en la sección de Historia. Éste libro mencionaba "Los Adoradores del Sol" que hallé en los estantes dedicados a Religión y Teología. La pista me llevó de este libro a "Excavaciones en África", en Arqueología. Recogí este libro, pues me daba la pista final del más que posible paradero de Wolfgang: en Benim existe un doble anillo de montículos de serpiente por el que los locales sienten un profundo pavor.

Tras mostrarle a Gerde el libro sobre África que acabo de mencionar, estuvo de acuerdo conmigo en que Wolfgang debía haber ido hacia allí, por lo que era menester que yo me reuniera con él. Cuatro ojos ven más que dos. Cuatro brazos pueden más que dos. Etc. Gerde propuso encargarse de arreglar el viaje, mas tuvimos que volver a usar la tarjeta de crédito de Mosely (pobre) para sufragar el viaje.

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Día 9

Penetré por un túnel en el interior de la rueda o serpiente exterior.

Tras deambular un rato por el interior circular, observé varias regularidades: el total de baldosas, puestas o caídas, daban doce; cada baldosa tenía pintadas un número distinto de serpientes, precisamente del uno al doce; de ellas, once tenían las serpientes dispuestas de modo simétrico excepto la "ocho" que las tenía formando una espiral. Finalmente, la "siete" y la "doce" no podían sacarse de los lugares en que estaban clavadas en la pared, a diferencia de las otras diez. Por otra parte, las posturas de las momias se alternaban cada tres cámaras o estancias, y eran tres distintas.

Tras dibujar mentalmente estos datos, me di cuenta que los adoradores del sol habían dispuesto las estancias de modo parecido a un reloj moderno. Teniendo esto en mente, y recordando el resorte secreto del reloj del abuelo, y con la referencia de que el "siete" y el "doce" ya estaban colocados, fui colocando las baldosas de manera que fueran numerando las estancias correlativamente del "uno" al "doce", como si fueran los dígitos de un reloj analógico moderno.

En una de las cámaras encontré un gran bastón cuya forma sugería una llave. Fui hacia la cámara en la que había encontrado la baldosa "ocho" (serpientes en espiral) y que ahora tenía alojada en la pared la "tres", e inserté en el orificio de la baldosa la "llave". Ruidos de mecanismos chirriantes y placas deslizantes me dieron a entender que la puerta que estaba en "siete" se había abierto... pero no era lo único que mi acción había desencadenado.

No. Para mi horror, la momia que detrás mío debía haber yacido durante siglos despertó de nuevo a la vida. El zombie me congeló la sangre con su enfermiza mirada. Parecía sediento de sangre, dispuesto a arrancarme el corazón aún latiendo de mi pecho. Huí en dirección norte, hacia "siete"... mas en las otras cámaras también los zombies estaban despertándose. Corrí más aún, buscando la salida al exterior en "seis" para pedir la ayuda de mi chofer nativo, mas los zombies me rodearon allí, bloqueándome el camino hacia el exterior y hacia las otras cámaras. Era el momento de un buen ataque para defenderse. Salté hacia las enredaderas que colgaban flácidamente del techo, y balanceándome con contundencia, empujé al zombie más cercano, entrando en "siete".

Allí encontré a Wolfgang, que luchaba denodadamente contra tres zombies empleando una antorcha, Mientras el los distraía, introduje la "llave" en la baldosa para cerrar la puerta hacia el anillo interior, que según Wolfgang había deducido, mientras estuviera abierta mantendría vivos a los zombies.

Afortunadamente, una vez dentro y con la puerta cerrada, los zombies volvieron a su condición de momias, porque allí había otra que hubiese bebido nuestra sangre de haber estado "viva".

Aparte de la momia, otra sorpresa nos esperaba en el círculo interno. Una imponente mesa de piedra, con una tapa encima. La tapa tenía una artesa cavada en ella, una depresión central con dos canales, cuya función parecía ser de desagüe. Wolfgang supuso que el uso de esa artesa sería el de recipiente donde depositar los corazones de los sacrificios humanos. Unos jeroglíficos alrededor de la mesa de piedra fueron descifrados por Wolfgang. Se mencionaba en ellos a un ídolo, que Wolfgang dedujo era la fuente primaria de poder del clan Gedde, aunque supuso que no lo encontraríamos allí.

Tras intentar mover la tapa entre los dos, sin resultado, recogí las dos barras de metal que descansaban en el estante de la pared del fondo, y tras colocarlos en los agujeros laterales de la tapa, volvimos a intentar levantarla. Wolfgang entonces sugirió que probablemente estaba sellada mágicamente, y que a menos que un corazón fuese depositado sobre la tapa, esta no se alzaría.

Tras una corta discusión, decidimos que yo fuese a sacar su podrido corazón a la momia que yacía en el suelo, probablemente muerta hacía milenios.

Pero nada más clavar mi daga de cazador de sombras en el muerto pecho de la momia yaciente, Wolfgang, en un supremo esfuerzo... se arrancó su propio corazón y lo puso sobre la tapa. Sus palabras durante la discusión no habían sido razonamientos, sino una despedida. A pesar de mis gritos, Wolfgang no frenó su autosacrificio. Estaba demasiado lejos para poder impedirlo. Así que tras levantarse la tapa, y recuperar el talismán cuya fuerza mágica volvía a estar del lado de la familia Ritter-Knight, juré solemnemente hacer pagar cara a Tetelo sus acciones, que tantos sacrificios habían causado a los míos... y lloré amargamente.

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Día 10

Tras encargarme de la repatriación del cuerpo sin vida del último SCHATTENJÄGER a Rittersberg, tomé el primer avión hacía Nueva Orleans. Wolfgang me había dicho antes de morir que yo era su relevo en el odioso cargo de SCHATTENJÄGER. No sabía entonces si yo sería digno de llevar sobre mis hombros tan pesada carga, pero iba a intentarlo.

Pero mi corazón ardía en deseos de venganza hacia Tetelo, mientras que al mismo tiempo, aún amaba a Malia.

Mientras el avión sobrevolaba Nueva Orleans, la vista aérea de Jackson's Square me dio una idea de dónde el maldito hounfour secreto se hallaba...

Con la idea de prepararme para el asalto de la fortaleza de los adeptos al vudú negro de Tetelo, regresé a mi hogar, la librería... sólo para descubrir que Grace no estaba. Rastros de una pelea me hicieron intuir la razón de su ausencia. Al lado de la caja registradora había una nota. La leí. Era de Malia-Tetelo. Me rogaba que devolviera el talismán, me advertía contra el poder de Tetelo, y me decía que, aunque su amor por mi era sincero, no podía luchar contra la posesión de Tetelo, que mantenía a Grace prisionera.

Unos ruidos provenientes de mi estudio me pusieron en alerta. Mientras la adrenalina era bombeada a todo mi cuerpo, Mosely salió a mi encuentro. ¿Mosely? Me aclaró que cuando le vi en el interior de la cripta Gedde, estaba realizando unas averiguaciones por su cuenta. Al oír ruidos fuera, decidió romper la bombilla y esconderse en una de las tumbas. Cuando la que le ocultaba fue abierta, reaccionó golpeándome de modo reflejo, antes de darse cuenta de que era yo el agredido. (Aunque luego pensara que me lo tenía merecido por haberle robado la placa).

Empezamos a discutir un plan para poder enderezar la situación. Acordamos que ya actuaría en vanguardia, localizando el hounfour y liberando a Grace antes de que Mosely pudiese entrar y reventar el cónclave vudú, capturar a Malia y acabar con la mafia de la tribu Gedde. Para ello, le devolví el rastreador, con el fin de que, una vez localizado el hounfour, colocase un emisor para poder indicar el camino a Mosely. Antes de irme en dirección a Jackson's Square, eché un vistazo en el periódico.

En la plaza no hallé ninguna vía hacia el subsuelo, así que empecé a registrar la Catedral. Uno de los confesionarios tenía una extraña abertura en uno de los paneles, así que decidí probar el bastón-llave de Benim. ¡Bingo! Todo el confesionario se convirtió en un ascensor que me llevó al subsuelo. Tras dejar debajo del reclinatorio el emisor y el bastón para que Mosely pudiera localizar la entrada al hounfour, y entrase como yo lo había hecho, penetré en el círculo externo del hounfour. Otra vez doce estancias, numeradas con unos paneles usando serpientes como cuenta. La "uno", "once" y "ocho" necesitaban de algún tipo de tarjeta magnética para poder acceder a su interior. Principalmente la "ocho" parecía en extremo sospechosa.

Entrando en la "tres" asistí a la posesión de Malia por parte de Tetelo sin ser descubierto, y vi que la lucha entre ambas personalidades, que Malia describía en la nota que Tetelo había dejado al secuestrar a Grace, era verdadera.

Las salas "cuatro" y "cinco" estaban repletas de computadoras y material de oficina. Allí encontré, en una cubeta, un libro de cuentas, que aparte de servir como prueba de las actividades mafiosas de los adeptos ante el FBI (¡ojalá enviasen a Mulder y Scully!) me suministró las claves rada de algunos adeptos, incluido el hermano águila... el Dr.John.

En la cámara "dos" estaba el rey de Roma, orando a los Loas. Al fondo colgaba de la pared una tarjeta magnética. Probablemente la que me serviría para poder acceder a las habitaciones cerradas.

Tras ver el pequeño estabulario que mantenían los adeptos en la sala "diez" con sus mascotas y las víctimas animales de los sacrificios, encontré en la sala "siete" un almacén. Tras recoger de allí dos túnicas y dos máscaras, con el objeto de que Mosely y yo pudiésemos disfrazarnos de adeptos, penetré con sigilo y precaución en el círculo interno. Afortunadamente nadie estaba allí. El circulo estaba desierto, aparte del tótem tribal, una mesa análoga a la del círculo interior en Benim, y dos juegos de tambores rada. Usé uno de ellos para enviar un corto mensaje: CONVOCAR HERMANO ÁGUILA

Volví al círculo externo tratando de no tropezarme con el Dr.John, y tras penetrar en su estancia y robarle la tarjeta, accedí primero a las salas "uno", donde el producto de las actividades mafiosas de los adeptos se traducía en grandes cantidades de dinero, del que tomé una pequeña parte prestado, hasta que creí haber cogido bastante para acabar con mis apuros financieros y los de Rittersberg, tal vez incluso pagar el "préstamo" que Mosely me había concedido por el "usufructo" de su tarjeta de crédito; y en la "once", donde observé con horror y espanto el resultado de algunos... experimentos, tal vez más bien sádicos sacrificios humanos Finalmente, con los tambores de fondo convocando reunión en el círculo, entré en la sala "ocho". Allí encontré a Grace. Allí se nos unió Mosely.

Grace estaba en un estado de aturdimiento profundo, postrada en la cama, casi en coma. Pero los poderes del talismán la reanimaron. Elaboramos rápidamente un plan, y tras darle a Mosely su disfraz me puse yo el mío... a tiempo, pues el "hermano águila" penetró en la sala en ese preciso instante.

Tuvimos que acompañarle al círculo interno, donde el ritual ya estaba avanzado. Queríamos sorprenderles y llevarnos a Malia antes de que Tetelo la poseyera, pero llegamos tarde para eso. Nos mantuvimos indecisos, a la expectativa, sin saber qué hacer mientras el ritual iba siguiendo su demoníaco curso. Para cuando quisimos darnos cuenta, Tetelo estaba a punto de sacrificar a Grace sobre la mesa ritual.

En ese momento reaccioné. Usé el talismán para que su magia apartara a Tetelo de Grace. Fue más la sorpresa que el talismán la que mantuvo a Tetelo inmovilizada el tiempo suficiente para que Grace escapase de la mesa y se dirigiese hacia Mosely. El talismán estaba demasiado lejos de ella como para que su magia pudiera afectarla.

Sin embargo, aunque ella no podía acercárseme, si podía hacerlo el Dr.John, con sanguinarias intenciones. Pero no contó con Mosely, que disparó su magnum sobre el cuerpo semidesnudo del voluminoso adepto, matándolo. Cayó, convertido en un surtidor de sangre y vísceras, sobre la mesa ritual... y accionó su maligno mecanismo, dejando al alcance de mis manos el ídolo mencionado en los jeroglíficos de Benim, al que era menester destruir, según las palabras de Wolfgang.

Tetelo no era tan fácil de destruir. Usó su magia sobre Grace y Mosely para inmovilizarlos, y se colocó entre mi persona y el ídolo cortando mi avance hacia allí. Mientras amenazaba con matar a mis amigos, me mantenía a raya con su látigo, por lo que no podía usar el talismán para alejarla.

Si quería el talismán, iba a tener más talismán del que deseara. Lo lancé, por encima de su cabeza hacia Mosely, rompiendo el hechizo que los mantenía inmovilizados. También esta acción hizo que Tetelo se apartase de ellos para huir del poder del talismán... pero eso mismo la acercaba a mi posición.

Tras pedir a mis amigos que huyesen para salvarse, quedé a merced del maligno Loa. Me hizo arrodillar, y mientras mantenía asida con su mano mi cabeza tirando de mis cabellos, sosteniendo con la otra la daga ritual dispuesta a inmolarme a algún oscuro diosecillo en acto de venganza, mis manos tantearon la mesa que por fin había quedado a su alcance, y asieron el ídolo, que destrocé con rabia lanzándolo contra el suelo. Una gran confusión se produjo entonces. La tierra se abrió por todas partes, apareciendo grietas que comunicaban el círculo con abismos insondables que parecían conducir al mismo infierno. El poder vudú de la tribu se había desvanecido. Colgando del borde de una de las grietas, asida por las dos manos, Malia mantenía una lucha esquizoide con Tetelo, que prefería la muerte de las dos a la derrota. Intenté ayudar a Malia, asiéndola por el brazo...

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