Recordando
Retro Review Castles

Rey por un día

Si miráis el histórico de la sección Recordando, habréis visto que muchos de los que he analizado son aventuras gráficas, el género donde más me prodigué en mi época de jugador juvenil. Pero en el presente haré un cambio de tercio y comentaré un juego de estrategia desarrollado por Quicksilver y distribuido por la entonces poderosa Interplay, he aquí: Castles.

Antes de empezar, me gustaría decir que en mi opinión personal es un juego injustamente olvidado cuando se habla de la estrategia clásica, ya que fue un buen juego y además su mecánica de juego lo hizo bastante diferente al resto. Sin embargo, en su día si contó con bastante éxito y de hecho en 1992 apareció una secuela, Castles II: Siege & Conquest, que pasó algo más de puntillas por el panorama videojueguil.

En Castles nos metemos en la piel de un monarca de la región de Inglaterra-Gales, que deberá alzar hasta un total de 8 castillos, de forma consecutiva, no simultanea, para hacerse con el control de la zona y convertirse en el Rey más poderoso. Cada pantalla tiene como objetivo construir un castillo completo.

Para la época era un juego bastante complejo que combinaba la gestión de recursos, la estrategia en combate (aunque hay que reconocer que algo limitada) y la toma de decisiones respecto a los diferentes estamentos sociales de la época, como lanobleza, la Iglesia o el campesinado.

Para empezar, deberemos escoger la ubicación de nuestro primer castillo y hacer su diseño, como si fuéramos un arquitecto medieval. El castillo puede tener la forma que nosotros queramos, pero deberemos controlar nuestros delirios de grandeza para no intentar construir un castillo tan magno que no podamos acabar por falta de recursos.

En el diseño del perímetro del castillo debemos decidir donde emplazar los siguientes elementos: la puerta principal, murallas y las torres cuadradas o redondas. Para cada elemento indicaremos que altura y grosor deben tener, así como otros elementos defensivos como lugares desde donde lanzar calderos de aceite hirviendo o las troneras (también conocidas como aspilleras) para que nuestros arqueros nos defiendan del enemigo.

Una vez tengamos definido cómo será nuestro castillo, empezará su construcción. Para ello, como es lógico y cabía esperar, deberemos encontratar a nuestros trabajadores de los que hay diferentes tipos, como albañiles o carpinteros, que realizarán las tareas referentes a su gremio. Una vez más, tenemos que cuidar nuestra tesorería, ya que deberemos ofrecer un sueldo justo para no arruinarnos pero que nos permita mantener un volumen razonable de empleados. Aumentar el sueldo hará que tengamos más oferta de trabajadores dispuestos a realizar ese trabajo.

Como rey, deberemos decidir qué parte del castillo construir primero. Una vez asignados los trabajadores a los elementos del castillo (segmento de muralla, torre o puerta), empezará la construcción con sus diferentes fases: cimientos, construcción del andamiaje, levantamiento del segmento y, finalmente, las almenas.

Una vez tengamos construido un circuito cerrado en nuestro castillo, será posible realizar un foso que será llenado de agua una vez finalizado. Las puertas de entrada al castillo dispondrán entonces de un puente levadizo sobre el foso.

Hay ciertos eventos que influirán en la velocidad de construcción del castillo, como los meses de viento donde las tareas se suspenderán. En estos meses deberemos tener reservas de comida suficientes para dar de comer a nuestros trabajadores, o correremos el riesgo de que se marchen.

Una vez explicada la parte más importante del juego, pasaré a comentar el sistema de eventos aleatorios que se incluyó, que podían influir en nuestra tesorería, reservas de comida o relación con los poderes fácticos. Básicamente era un sistema de texto donde se nos presentaba la situación y nosotros debíamos escoger entre un conjunto de opciones, no siempre habiendo una opción buena, por lo que teníamos que sopesar cual de ellas nos sería más beneficiosa a largo plazo. Cabe decir que algunos eventos seguían una historia, que dependía de las opciones escogidas con anterioridad, por lo que nos tendríamos que ver más de una vez la cara con el mismo emisario.

Respecto a los emisarios, los había de todo tipo: representantes de otros monarcas, el mismísimo Papa, abades, monjas, caballeros, representantes locales, campesinos, rebeldes, magos e, incluso, astrólogos.

El sistema de combate de Castles no era excesivamente complejo, pero lo suficientemente entretenido. Estos eventos de batalla podían ser producidos por un evento aleatorio que hemos comentado anteriormente, aunque no necesariamente. Se nos podía indicar o no cual era la posición del enemigo, por lo que a veces se hacía más difícil decidir la disposición de nuestros arqueros e infantería. Desde el menú podíamos contratar o despedir personal para nuestro ejército, así como decidir sus salarios y en grupos de cuántas personas debían luchar, aunque grupos menores como era de esperar, eran grupos más débiles, aunque con más grupos se podía cubrir más terreno. Por ota parte, también podiamos entrenarlos para mejorar su rendimiento.

Generalmente, se disponían a los arqueros en las almenas, torres y troneras, mientras que la infantería se solía colocar de dos formas: dentro del castillo por si el enemigo rompía las lineas defensivas, o fuera del castillo para evitar que atacaran las murallas, aunque lo lógico era una combinación de ambas, sobretodo dependiendo en que estado de construcción se encontrara el castillo. 

En el combate, básicamente sólo podremos decidir a qué unidades atacar. Si el enemigo llega a las murallas, empezará el asalto, cuya dificultad dependerá del grosor de la muralla y su altura, así como de las medidas defensivas adicionales, como los calderos de aceite hirviendo o el foso.

El combate finalizará al destruir todas las tropas enemigas, o bien hasta que nuestro castillo sea completamente reducido a cenizas.

Respecto al sistema financiero que gobernará nuestras finanzas, se limita a como se hacía antaño: cobro de impuestos. Debíamos imponer unos impuestos que nos permitieran mantener un ejército y fuerza de trabajo considerable y un flujo de comida constante, pero sin hundir demasiado a los pobres campesinos, ya que esto nos podía comportar problemas.

Como he comentado con anterioridad, el objetivo final de cada fase es construir el castillo. Óbviamente no vale hacer un castillo pequeñísimo para pasar la fase, sino que nos impondrán un número mínimo de segmentos o elementos. Una vez lo tengamos construido y creamos que estamos preparados, lo indicaremos y automáticamente el juego entrará en modo combate: el enemigo hará un último ataque que pondrá a prueba la fortaleza de nuestro castillo.

A medida que vayamos avanzando fases, el castillo tendrá que ser más grande y nuestro enemigo será más poderoso.

Por último, cabe destacar que el juego disponía de una opción para el "Modo fantasía". Si estaba marcada, podían aparecer facciones fantásticas como Orcos o elfos.

Quizá el tiempo haya tratado mal a este juego, sobretodo al disponer hoy en día otro gran juego de la misma temática como Stronghold, pero merecía este Recordando, por su calidad y sus altas dosis de adicción.