Recordando
Retro Review Los Justicieros

El salvaje oeste español

A principios de la segunda mitad de la década de los 90, la irrupción del CD en el software de entretenimiento casero permitió tener una gran capacidad de almacenamiento, enormemente superior a la permitida por los disquettes. Esto permitió a los videojuegos introducir cinemáticas, tanto animadas como de imagen real, dando lugar a un efímero género que se conoció como películas interactivas (en inglés se conocierion como Full Motion Video), caracterizados por el uso de vídeos con actores reales donde el jugador realizaba sus acciones. Muchos de estos juegos fueron portados de las máquinas arcade, donde ya existía este tipo de género.

Algunos de estos títulos fueron los dos Mad Dog McCree, Urban Runner, Hardline y el que nos ocupa, Los Justicieros, de producción totalmente española, siendo una versión de la recreativa Los Hermanos Zorton.

El juego fue desarrollado por la española Picmatic en colaboracion con Snatcho. El rodaje se llevó a cabo en el desierto de Almería durante mes y medio y tuvo como director a Enrique Urbizu, actualmente de moda por su película "No habrá paz para los malvados". Fue la única película interactiva española para el mercado casero, para recreativas aún aparecería una más llamada Corrupción en Marbella, que tuvo escasísima repercusión.

El argumento es el siguiente: Un solitario pistolero llega a un pueblo al este del río Pecos para acabar con la tiranía de dos bandoleros, conocido como Los hermanos Zorton. Deberás localizar los trozos del mapa para llegar a la prisión de Sonora, cuartel general de los Zorton, para acabar con ellos y devolver la paz al pueblo.

Con esta premisa, el jugador tomaba el rol de pistolero, quien disponía de distintos tipos de armas (pistola, escopeta, rifle), así como dinero para comprar items. La mecánica del juego no era excesivamente complicada, trataba de ir visitando las pantallas y eliminar a los enemigos que nos iban apareciendo en el video, utilizando el puntero del ratón con forma de pistola para abatirlos, recargando la munición cuando fuera necesario. También existían ciertos duelos aleatorios que tenían la peculiaridad que empezábamos con el arma descargada, teniendo que recargar y disparar en el momento justo.

Una vez eliminados los enemigos de la pantalla, el jugador podía inspeccionar los cadáveres en busca de munición, armas, dinero y el preciado mapa que nos llevaría a la cárcel de Sonora.

Para conseguir dinero también podíamos participar en ciertos minijuegos.

El gran problema de este tipo de juegos siempre era el mismo: su escasa duración y su poca rejugabilidad. Bien es cierto que el juego salió a un precio muy atractivo, habitual en la Dinamic de aquella época.

Sin embargo, lo que todo el mundo recordará de este juego son los papeles de El Indio, interpretado por el cómico Paco Calatrava y, sobretodo, el enterrador, interpretado por Javier de Campos, cuyas frases al morir el jugador eran de lo más desternillantes.

En resumen, el juego era entretenido para su época, pero es de aquellos juegos de los que más vale preservar el recuerdo que rejugarlos, ya que este género ha envejecido mal, muy mal.