Recordando
Review de Return to Monkey Island

Un regreso muy esperado

Como se puede comprobar en nuestros artículos, nuestra principal labor es recordar aquellos juegos del pasado que nos siguen fascinando a día de hoy. De forma excepcional, hoy nos desviamos un poco para hablar de un juego actual. La ocasión lo merece, ya que vamos a dedicar unas líneas a Return to Monkey Island, el regreso triunfal de la gran saga piratesca protagonizada por el carismático Guybrush Threepwood. De momento, el juego esta disponible para Windows, Mac y Switch en formato digital. Este análisis está (casi) libre de spoilers, así que se puede leer aunque no hayáis jugado a ningún juego de Monkey Island.

Antes de empezar a analizar el juego en sí, vamos a hacer un breve repaso por la saga de Monkey Island. El primer juego es The Secret of Monkey Island, y fue publicado en 1990, dirigido por Ron Gilbert, y diseñado y escrito por el mismo Gilbert, además de Dave Grossman y Tim Schaffer, tres figuras clave de la época en LucasArts. En 1991 se publicó LeChuck's Revenge, en el que también participaron los creadores de la primera parte. En 1997 se publicó la tercera parte, The Curse of Monkey Island, pero en esta ya no trabajaron los creadores originales, siendo dirigida y diseñada por Larry Ahern y Jonathan Ackley. La cuarta entrega, Escape from Monkey Island, fue publicada en el año 2000, y dio el salto a las tres dimensiones con control por teclado, además volvió a cambiar de diseñadores, siendo esta vez Sean Clark y Michael Stemmle. Y por último, en 2009 se publicó Tales of Monkey Island, que seguía siendo en tres dimensiones pero recuperando el control con ratón. Esta última entrega fue desarrollada por Telltale Games, publicada de forma episódica. En esta entrega Dave Grossman volvió como uno de los diseñadores, y Ron Gilbert participó en algunos aspectos.

Como veis, Monkey Island no acabó en los años 90, pero a los que jugamos a las dos primeras entregas siempre nos quedó la incógnita de que hubiera pasado si Ron Gilbert hubiera continuado como director de la saga, más cuando él había comentado que hubiera seguido un rumbo muy diferente al que hemos jugado en posteriores entregas. Pues bien, en esta última entrega Ron Gilbert, junto a Dave Grossman, han vuelto a coger las riendas del proyecto, y el resultado ha sido un juego muy cuidado en todos los aspectos que se adapta a los tiempos que corren. Vuelve como continuación de la segunda parte pero a la vez sin dejar atrás ninguna de las entregas anteriores, jugando con nuestra nostalgia pero dejando espacio para mostrar nuevos escenarios, personajes y por supuesto, puzzles.

Esta aventura vuelve a estar protagonizada, como no podía ser de otra forma, por el poderoso pirata Guybrush Threepwood, quién después de haber vivido múltiples aventuras en juegos anteriores (las cuales podemos ver resumidas en forma de scrapbook desde el menú principal) ha vuelto a Mêlée Island para conseguir un barco y reunir a una tripulación para volver a Monkey Island y esta vez sí, encontrar el secreto de la isla. Como no, el malvado pirata LeChuck también va detrás del secreto, y a partir de aquí el juego nos irá sorprendiendo con todo tipo de giros argumentales con ese humor tan absurdo que caracteriza a esta franquicia.

RtMI es una aventura gráfica point and click. La interfaz del juego está muy bien pulida, y se ha simplificado mucho respecto a las primeras entregas, además de estar muy bien adaptada a mando. Ahora ya no tenemos diferentes verbos para usar, sino que al apuntar sobre un objeto o persona, veremos una o dos acciones posibles. Por normal general una de ellas es describir y la otra es interactuar, y cambia según el objeto o persona en cuestión. Hay que destacar que los textos que salen al apuntar son pensamientos o intenciones del propio Guybrush, lo cual da un toque muy interesante respecto a otras aventuras gráficas. También podemos acceder al inventario para poder inspeccionar objetos y seleccionarlos para usarlos ya sea con otros objetos del inventario o con partes del escenario. También disponemos de diferentes atajos de teclado (o botones en caso de consola) para abrir el inventario o el mapa. Para evitar el pixel hunting, pulsando el tabulador podemos resaltar los objetos con los que podemos interactuar, o con mando podemos rotar sobre los objetos que tenemos cerca. En cuanto al movimiento, es muy ágil, nos podemos desplazar rápidamente por los escenarios haciendo doble click.

Una de las grandes bazas de este título es que en todo momento sabremos que estamos en un juego de Monkey Island, pese a que hayan pasado tantísimos años desde la última entrega, conserva perfectamente la esencia. La historia se sitúa varios años después de lo acontecido en el primer juego de todos, con un Guybrush adulto y curtido en mil aventuras, y vemos muchas referencias a títulos anteriores. No es 100% necesario haber jugado a las entregas anteriores, pero sí que es muy recomendable para entender todas estas referencias. No obstante, no es solo un juego de nostalgia pura y dura, sino que plantea una historia completamente original que nos mantendrá pegados a la pantalla hasta su magnífico desenlace. 

Al igual que anteriores entregas, RtMI está dividido en diferentes episodios en los que cambiamos de escenarios. Hay episodios más reducidos y otros más amplios, con diferentes islas a explorar. En general se hace muy ameno, con conversaciones muy divertidas y puzzles muy bien pensados. Si puedo criticar algo de este aspecto, es que se reutilizan algunos puzzles en diferentes partes, pero cambiando aspectos para que no sean exactamente el mismo. No es que sea algo realmente negativo, pero afecta un poco a la variedad del título.

Los creadores han sido conscientes de que estamos en la época de internet donde las guías están al alcance de todos, así que el propio juego ya tiene un sistema de ayudas incorporado por si nos quedamos atascados. Guybrush lleva consigo una lista de tareas la cual nos indica cuales son nuestros objetivos actuales y cuales ya están cumplidos. Además, también tenemos un libro de pistas, el cual nos dará primero pistas más ligeras para un problema y así desatascarnos, pero podemos ir pidiendo pistas más concretas si con las pistas anteriores no conseguimos resolver el puzzle. El juego ofrece dos niveles de dificultad, ambos cuentan la misma historia pero en fácil hay menos cantidad de puzzles. Recomiendo el modo normal, ya que todos los acertijos del juego son bastante coherentes y en ningún momento resultan frustrantes o imposibles de resolver, además de que en caso de no saber que hacer podemos recurrir al libro de pistas.

A modo de bonus, al inicio del juego cogemos un álbum de cartas de Trivia. A lo largo de la aventura podemos ir recogiendo estas cartas por los escenarios, que irán saliendo de forma aleatoria. Estas cartas contienen preguntas sobre la saga con cuatro respuestas posibles. Si la acertamos, la carta quedará registrada en nuestro álbum, y sino tendremos que esperar a volverla a encontrar. En total hay 100 cartas, y es un buen aliciente para rejugar y mientras conseguir estas cartas con curiosidades.

El apartado técnico también está muy cuidado. El estilo artístico generó bastante polémica por ser muy diferente al de las anteriores entregas, dejando atrás el pixel art o el dibujo animado y acercándose más a la caricatura. Si bien es cierto que al principio puede impactar este cambio tan radical, una vez te acostumbras ves que funciona a las mil maravillas, en movimiento luce de lujo, y es muy bonito ver tanto personajes como escenarios de entregas anteriores con este renovado estilo gráfico. En cuanto a la música, es realmente increíble, con versiones renovadas de temas clásicos y otros nuevos que suenan realmente bien. La actuación de voz también es de gran nivel, dando mucha personalidad a cada uno de los personajes. En este aspecto, Dominic Armato ha vuelto a hacer un gran trabajo dando voz a Guybrush.

En resumen, Return to Monkey Island es un gran juego que hará las delicias de los fans de esta saga en particular y de las aventuras gráficas en general. Para mí ha sido una experiencia realmente fascinante y creo que es un perfecto homenaje a una de las sagas más importantes de los videojuegos. ¡Larga vida a Monkey Island!