Recordando
Retro Review de Soviet

Salvando a la URSS del derrumbe total

En la retro review dominical de hoy retomamos el trabajo de Opera Soft, con un juego de acción aparecido en el año 1990, Soviet. El juego sale al mercado aprovechando uno de los temas más candentes en aquel momento: el derrumbe de la Unión Soviética. Justo un año antes, el muro de Berlín caía y se abría la puerta a la reunificación de Alemania y era un síntoma clarísimo de que el gigante comunista pasaba por gravísimos problemas, convirtiéndose en un gigante con pies de barro. A pesar de que Gorbachov intentó modernizar el país con un conjunto de medidas (perestroika), las revueltas no tardaron en llegar y las repúblicas socialistas que conformaban el país comenzaron a hacer referéndums para abandonar la URSS.

Soviet se sitúa en ese preciso momento. Nos pondremos a los mandos de un tanque soviético, cuya misión será ir a Vilnius (actual Lituania) y Bakú (actual Azerbaiyán) con el objetivo de rescatar a los ciudadanos rusos que se encuentran presos de los rebeldes.

Transcurre como un juego de acción con vista aérea en la que moveremos nuestro tanque en las ocho direcciones posibles. Nuestro objetivo, como se ha comentado antes, será rescatar a los ciudadanos rusos (para ello deberemos pasar por encima) y, mientras tanto, deberemos ir eliminando a los enemigos que salgan al paso, tanto coches cargados de rebeldes, como helicópteros que nos bombardearán (podemos ver donde caerá la bomba porque nos lo marcará con una "X" en el suelo), tanques y aviones. No merece la pena centrarnos en destruir totalmente a todos los enemigos, puesto que se van regenerando.

Tendremos el disparo normal, que irá en la dirección en la que el tanque se esté dirigiendo, así como una bomba especial, que eliminará a los enemigos de un plumazo.

Respecto a la interfaz podremos ver el número de rehenes pendientes de liberar, los liberados y los muertos a manos de los rebeldes. También dispondremos de un mapa, el número de vidas restantes (representadas como medallas) y, lo más gracioso, la típica barra de vida es en Soviet un retrato de nuestro héroe que, a medida que vaya recibiendo daño, se irá convirtiendo en el Tío Sam, perdiendo una vida cuando la "conversión" se haya realizado totalmente. La puntuación total dependerá del número de rehenes liberados.

El juego dispone de 2 pantallas, una que transcurre en la ciudad de Vilnius y la otra en el desierto volcánido al sur de Bakú. Si conseguimos superar las dos pantallas, seremos recibidos con todos los honores en el Kremlin.

Como os imaginaréis, el juego era terriblemente difícil. Personalmente, nunca llegué a ver la segunda pantalla porque era incapaz de superar la primera. Sin embargo, para los jugadores con más pericia, resulta un juego corto y, quizá, poco dado a ser rejugado, pero con una excelente jugabilidad, como era habitual en las compañías punteras españolas de aquel momento.