Recordando
Retro Review de Paris-Dakar

Atravesando las dunas africanas

En la retro review de hoy volvemos a la edad dorada del soft español de la mano de Made in Spain, la mítica compañía de Carlos Granados, Camilo Cela y Fernando Rada que se destaparon con el genial Sir Fred, del que ya hablamos hace un tiempo. Hoy volvemos al género deportivo con Paris-Dakar, perteneciente a la última hornada de 1988 antes de convertirse en Zigurat y, posteriormente, llegar a una alianza con Gaelco para el mercado de las máquinas recreativas.

Como os podéis imaginar, el juego trata sobre la mítica prueba que se realizaba desde París, cruzando el país galo y España, hasta llegar a África para cruzar el Sáhara y llegar a Dakar, capital de Senegal, situada en la costa este del continente. Aunque la ciudad de inicio no fuera siempre París, ni la de llegada Dakar, por temas de patrocinio, era la ruta clásica y más habitual, hasta que todo cambió cuando la edición de 2008 se vió suspendida por posibles atentados en Mauritania. Desde aquél año, la empresa organizadora decidió llevarse el Rally a Sudamérica.

El juego apareció en el 1988, así que transcurre en el recorrido clásico de la prueba. Lo primero de todo, y era algo que suponía una peculiaridad bastante poco habitual en la época, y es que cada vez que el juego se cargaba en memoria, generaba circuitos aleatorios, por lo que aumentaba su rejugabilidad pero también su dificultad, al no poder aprenderte nada de memoria.

El juego consta de tres frases: la primera sobre el asfalto europeo; la segunda en el desierto del Sáhara y la tercera el desierto del Teneré hasta llegar a Dakar. Intenta ser lo más realista posible para la época, por lo que tendremos que tener en cuenta variables como la gasolina, que puede ser recargada en gasolineras en Europa o en camiones cisterna en África, aunque todo esto cuesta dinero que lo recibiermos de los sponsors que consigamos al hacer buenos tiempos en las pruebas, aumentando la dificultad, puesto que si en la primera prueba hacemos un tiempo malo dispondremos de menos dinero en la siguiente.

También deberemos gestionar el estado del vehículo, haciéndole las reparaciones que nos haga falta, así como la compra de agua y el perfecto estado de la caja de cambios. Como en el caso de la gasolina, todo esto nos costará dinero.

La segunda pantalla tiene una particularidad y es que, al ser en el desierto, no estamos ante un circuito, si no que tendremos que mirar constantemente la hoja de ruta que nos marcará en que dirección debemos ir durante un número determinado de kilómetros (la distancia recorrida la podemos saber por el cuentakilómetros de la interfaz).

La jugabilidad del juego es bastante buena, puesto que el coche responde bien en los giros y el scroll de la pantalla es adecuado.

En la interfaz contaremos con elementos indispensables como la velocidad, la gasolina restante, el tiempo transcurrido, así como distintos parámetros del estado del vehículo.

Un clásico de las carreras patrio que es poco recordado pero que en su momento fue un buen juego y muy rejugable, aunque difícil como era habitual en aquellos años.