Recordando
Retro Review de The Outlaws

Los pistoleros del oeste

Hoy pensaba que hacía tiempo que no publicábamos una obra de una de las compañías capitales en la historia de los videojuegos: LucasArts. Innumerables son las horas de juego que nos proporcionaron sus aventuras gráficas, pero también se adentraron en otros géneros con notable éxito cuando el género aventurero empezó a decaer. Y como muestra de ello el shooter The Outlaws.

En la segunda mitad de los noventa, el género que empezó a despuntar de forma clara fue el shooter, aunque ya habían aparecido títulos como el primer Doom Wolfenstein anteriormente, el avance sobretodo en las gráficas 3D potenció el fenómeno. Tras el enorme éxito de Doom 2Quake, la compañía decidió probar suerte, pero en lugar de apostar por entornos futuristas repletos de monstruos, lo hizo por algo mucho más clásico como un western.

El marshall James Anderson fue un gran pistolero que llevó junto a su pecho la estrella de la ley, encarcelando y matando a multitud de criminales. Sin embargo, cansado de tan pesada carga decide comprar unas tierras y retirarse junto a su esposa, con quien tiene una hija y una apacible vida campestre. Pero su vida se verá truncada cuando Bob Graham, quien planea comprar las tierras que se encuentran alrededor de la futura via ferroviaria para fundar una ciudad y hacerse rico, decida contratar una banda de forajidos para "persuadir" a Anderson de abandonar sus tierras.

Un mal día, al volver a su hogar, Anderson verá como sus tierras han sido quemadas, su esposa asesinada y su hija raptada. Cegado por el dolor, decidirá desenterrar su escopeta y dar caza a los malhechores.

El juego se desarrolla como un shooter clásico en primera persona, y lo primero que llama la atención son sus gráficos, con una estética muy particular en la que parece estar todo dibujado a mano, como si de un cómic se tratase. Deberemos recorrer escenarios de interior y exterior matando a los enemigos con nuestro variado arsenal (revólver, escopeta de uno o dos cañones, rifle con o sin mira telescópica...) y recogiendo los diferentes objetos que hay por el escenario, ya sea munición, botiquines o llaves necesarias para poder avanzar. Todo lo que encontraremos nos recordará a las innumerables películas de pistoleros: pequeños pueblos, el saloon, el cañón, el tren que atraviesa las áridas tierras...

La mecánica del juego es muy similar a la vista en otros shooters, pero en este juego en particular hay que destacar dos cosas: las secuencias de vídeo y la genial banda sonora, dos cosas que lo hacen destacar.

Respecto a la interfaz, en la parte inferior podemos ver el número de balas en el cargador, balas totales, vida restante e inventario.

El juego consta de un modo de juego adicional llamado "Misiones Históricas" donde jugaremos etapas específicas de la vida de James Anderson, viendo cómo consiguió ascender de simple pistolero a Marshall.

Aunque hoy en día los gráficos hayan sido ampliamente superados (ya sabemos que el 3D envejeció mucho peor que el sprite) en su momento era bastante impactante, sobretodo por el estilo. A pesar de eso, sigue siendo un grandísimo juego completamente disfrutable hoy en día que, en mi opinión, a veces es injustamente olvidado.

Antes de acabar la review, el juego contiene varias referencias. Dos dedicadas a George Lucas, propietario por aquel entonces de LucasArts; la primera tiene que ver con la locomotora que tiene como número el 1138, en referencia a la primera película de Lucas, THX-1138; mientras que la segunda tiene que ver con el nombre del rancho donde vive Lucas, Big Rock Ranch, puesto que Bob Graham, el personaje del juego, vive en un rancho de idéntico nombre.

El personaje Bloodeye Tim hace referencia a Tim Schafer con quien Stephen Shaw, uno de los principales artífices del juego, había trabajado en Full Throttle. Por último, Max, el mítico conejo de Sam & Max Hit the Road, aparece ataviado como si fuera un bandolero, siendo el único elemento "no realista" del videojuego.