Recordando
Retro Review de Camelot Warriors

El primer gran éxito de Dinamic

En 1984 nace probablemente la compañía más icónica del panorama videojueguil español, la archiconocida Dinamic. Desde la mansión Dinamic, como así llamaban a su primera ubicación en la buhardilla de su casa en Bohadilla del Monte, empezaron los movimientos para convertirse en algo realmente grande y esto llegó con el juego que recordaremos a continuación: Camelot Warriors.

El videojuego vió la luz en 1986 y tuvo una enorme acogida, convirtiéndose en el primer gran éxito de la compañía. Contó con varias ilustraciones del genial Azpiri que ayudaron, y mucho, a que el juego entrara por los ojos, animando a los por aquél entonces púberes a dejarse la paga semanal en el juego. 

Nuesto protagonista, Johny, es un adolescente que se queda dormido mientras está viendo películas de la época medieval. En el sueño empieza a confundir su mundo del siglo XX con el medievo, llevándole su mente a las remotas tierras de Camelot, donde cuatro extraños objetos venidos del siglo XX han aparecido y amenazan al mundo puesto que ocupan un espacio / tiempo que no deben. Como el caballero más valiente del reino, deberá recuperar "La voz de otro mundo", "El espejo de la sabiduría", "El elixir de la vida" y "El fuego que no quema" de cada rincón del mundo (los bosques, el lago, las grutas y el castillo) y entregarlos a los respectivos guardianes de cada territorio, para que destruyan estos objetos y desaparezca la amenaza.

Bajo esta premisa tomamos los mandos de este intrépido caballero. Lo primero que llama la atención es que el juego no cuenta con interfaz alguna, solamente al morir o al recoger un objeto aparecerá una pantalla con lo que acaba de suceder. Nuestro personaje tiene dos movimientos básicos, el ataque con la espada y el salto, que deberemos dominar sobretodo para poder sortear bien a la gran cantidad de enemigos diferentes que nos encontramos en el juego, puesto que hay varias rutinas de movimiento. Durante nuestra aventura nos encontraremos diversos magos que nos guiarán, algunos incluso cambiándonos de forma, como convertirnos en una rana.

Los gráficos del juego son muy buenos para la época, destacando sobretodo la variedad de escenarios recreados. Además, la historia es bastante original y conseguía que el jugador se ambientase muy bien en el imaginario mundo de Camelot. Por ponerle una pega al juego, es que el sistema de colisiones a veces era un tanto puñetero, aunque este problema se vió en muchos otros juegos, sobretodo de Spectrum.

Los objetos a buscar, que tan poéticos nombres tienen en la época medieval, son los siguientes en la época actual:

  • El fuego que no quema: Bombilla
  • El elixir de la vida: Coca-cola
  • La voz de otro mundo: Teléfono
  • El espejo de la sabiduría: Televisor

Sabéis lo que nos gustan las curiosidades en NoSoloBits. Pues bien, Camelot Warriors tiene una y bastante importante, al ser uno de los primeros juegos en incluir un sistema anticopia por hardware. Con el juego venía una pequeña circuitería que se conectaba al slot de expansión del Spectrum, que enviaba una señal que indicaba que el juego era legal y no una copia. En los primeros días este sistema impulsó las ventas del juego, hasta que los de siempre, los pirata patapalo, desensamblaron el código del juego y eliminaron las rutinas del código donde se hacía la comprobación de que el SD1 (así se llamaba el cacharro anticopia) estuviera conectado. Si la comprobación fallaba se bloqueaba el teclado, impidiendo el movimiento de nuestro personaje, lo que significaba una muerte segura y el no poder reinicar la partida. Los pocos días que duró el sistema llevó a decir a uno de los hermanos Ruiz, Pablo, "El primero y el último", ya que vió que no tenía sentido invertir en un sistema anticopia que duraría tan poco tiempo.

Camelot Warriors probablemente esté en el top 5 de los juegos de la época dorada del soft español y aunque se vió superado por lanzamientos posteriores, su importancia es capital en el devenir de la industria en España en general y en la de Dinamic en particular.