Raroteca
Paradise Café

Pero esto... que es?

Suponed por un momento que cogéis una máquina del tiempo y viajáis a los 80, y estáis en plena adolescencia con las hormonas a tope. No existe Internet, no tenéis novia, y un amigo tuyo te viene y te dice que tiene un juego erótico de una compañía portuguesa, por si fuera poco os enseña la portada con una sugerente mujer... os faltaría tiempo para ir corriendo a vuestro ZX Spectrum y comenzar a cargarlo.

El juego es Paradise Café y aviso que hay situaciones realmente sórdidas, que deben ser producto de una mente pervertida, aunque también tiene algún momento que es realmente hilarante.

Empezamos el juego con nuestro protagonista caminando por la calle con sus bolsillos llenos de dinero (que vamos ganando automáticamente a medida que caminamos...), produciéndose catastróficos errores gráficos cada vez que pasamos por delante de una puerta. Pero bueno, nosotros vamos a lo que vamos, no? A ver si vemos alguna mujer en pelota picada aunque sea pixelada. Recuerdo que en aquella época no había Internet, y los pobres adolescentes de la época se conformaban con poco.

Pues bien, seguimos nuestro paseo y llegamos al Paradise Café, donde nos ofrecen LSD y una pistola, que podemos aceptar comprarla o no, incluso apuntarlo a nuestra cuenta y ya pagaremos.

En nuestro paseo nos puede asaltar un ladrón que nos puede robar todo nuestro dinero, o bien podremos encañonarlo si tenemos la pistola. Si seguimos más adelante, llega un momento bastante sórdido, podemos atracar a una anciana, que ya de por si es deplorable, pero es que además, podremos violarla. La cuestión, es que si realizamos esta segunda acción, ésta acaba contenta. Tela con el juego.

Seguimos nuestro camino y llegamos a una puerta donde nos aparece una prostituta. Si nos negamos a tener relaciones con ella, nos llamará gay, si accedemos pasaremos a su habitación donde tendremos varias opciones posturas a escoger. Una vez acabada la faena, llega el segundo momento sórdido-hilarante. Si no tenemos dinero para pagar a la prostituta, ésta llamará a Reinaldo, un hombre de raza negra de dos metros de alto (y dos de largo), que abrirá la puerta al grito de "Cú cú" (no estoy en coña) y enculará a nuestro protagonista (sigo sin estar de coña). Parece que a nuestro protagonista acaba gustándole.

Volvemos a la calle y continuamos caminando. Nos para un policía que nos pedirá los papeles, si no tenemos la cartera encima y no tenemos dinero para sobornarle acabaremos el resto de nuestros días en prisión, donde veremos a nuestro protagonista masturbándose en la celda (momento sórdido número 3).

Y el juego acaba aquí. Ya no hay más, cortito pero lo suficientemente raro como para estar en nuestra raroteca y nos intriga como llegó a los canales de distribución, aunque suponemos que habría muy poquitas copias, todas ellas, eso sí, en portugués.