Guía de Alone in the Dark 2: Jack is Back

Visita por el Holandés Volante

Solución

Grace llegó a mi celda y forcejeó con el guardián. Me tiró la llave y, después de un rato, conseguí atraparla. Pero al desencadenarme, me quedé enganchado y el guardián fue a por mí. Le destruí y, corriendo, conseguí liberarme, sin olvidar la espada.

Salí de la prisión, acabando por el camino con diversos zombis, de los cuales obtuve metralletas, frascos, pistolas, munición y una mecha. Había varias salas en el barco: una bodega, donde acabé definitivamente con Shorty Leg, y conseguí dos cotas de malla y una botella con un mensaje sobre inmortalidad; la caldera, donde acabé con dos corsarios peligrosos, y obtuve una llave, un atizador y unas tenazas; el polvorín, donde mantuve un singular combate con un buen espadachín, y obtuve un extraño libro y otro barril de pólvora.

Acto seguido, subí las escalerillas hasta una habitación donde varios piratas dormían. En la habitación de enfrente, había un pirata que cuidaba un cañón, al que aniquilé sin demasiados problemas.

Al ver el cañón frente al camarote de los dormidos, se me ocurrió una genial idea: puse el barril de pólvora en su camarote, después corté la cadena con las tenazas y lo empujé, luego le puse mecha y con el atizador lo encendí todo. ¡Menudos fuegos artificiales!

En la habitación de los fallecidos, conseguí una bolsa de monedas de oro y un frasco. Hice sonar la bolsa en el lugar adecuado. Así, hice salir a dos avaros cocineros bajitos, que ejecuté con la espada. Luego, entré en la cocina y en la despensa, donde me esperaba T-Bone con ganas de venganza. No las tuvo, pues acabé con él con el mínimo esfuerzo.

De él obtuve una carta metálica, la llave para abrir la última puerta. Era la sala del capitán. Una fuerza extraña, manejada por Elizabeth me envolvió y me elevó por encima del suelo. Antes de perder el conocimiento, Grace entró, acudiendo en mi auxilio.

Ella me contó que, cuando me desmayé, le devolvió el bastón al capitán Nichols. Una puerta lateral se abrió y, Grace, con sangre fría, nervios de acero, y buena suerte, entró en la habitación de Elizabeth. Según había leído ella en un libro que cogió de no se donde... si le agitaba una pata de pollo delante suya, acabaría con cualquier mal. Así fue, y Elizabeth fue enviada a las Tinieblas, a la Zona Oscura, donde se extienden las sombras.

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